La batalla de Guadalete
S. Martínez Cubells. Academia de Bellas Artes. Madrid
Entre los años 711 y 718 una mezcla heterogénea de pueblos árabes, bereberes y sirios, todos ellos musulmanes, entraron en
la Península Ibérica. La conquista se efectuó después de la batalla de Guadalete (711) en donde las tropas musulmanas comandadas por Musa y Tarik derrotaron al ejercito visigodo de Don Rodrigo. La expansión militar que se produjo a continuación fue rápida y sin demasiados obstáculos debido a diferentes causas: las luchas internas entre los visigodos, que fragmentaban el estado y daban poca cohesión social a la población, igualmente los pactos o capitulaciones que se firmaron entre los invasores con nobles visigodos que les transferían soberanía a cambio de mantener sus posesiones. Tan solo las zonas montañosas del norte de
la Península se mantuvieron aisladas al nuevo poder árabe que se estableció, que nunca consideró a tales áreas como focos de resistencia.
Hasta el 756 existirán diferentes gobernadores dependiendo de Damasco, es la etapa de ocupación y asentamiento del mundo musulmán en el territorio peninsular. Tras la derrota en
la batalla de Poitiers (732), los musulmanes se plantearon el asentamiento en
la Península Ibérica.
Al-Ándalus se convierte en una provincia del Califato de Damasco, y los emires dependientes controlan y organizan el territorio. Se enfrentan a problemas entre los propios invasores, de diversa procedencia: árabes (la aristocracia del ejército) bereberes (el grueso del ejército) y sirios (soldados de refuerzo); e impulsan el proceso de islamización que vive la población hispano-visigoda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario