sábado, 24 de noviembre de 2012

INSURRECCIÓN COMUNERA

                                       
                                         Derrota de las tropas comuneras en Villalar 1521


El levantamiento de los comuneros fue dirigido por Toledo que ya antes de que Carlos V partiera de España el 20 de mayo de 1520 había expulsado a su corregidor y establecido una Comunidad. Durante el mes de junio la revuelta se difundió por la mayor parte de las ciudades de Castilla la Vieja que, una tras otra, expulsaron a los oficiales reales y a los recaudadores de impuestos y proclamaron la Comunidad. Fueron revueltas populares espontáneas, aunque el patriciado urbano también participó y en Zamora estuvo al frente del movimiento un obispo soldado, Antonio de Acuña. Toledo tomó la iniciativa en el intento de extender la base política del movimiento y en el mes de julio convocó una reunión de cuatro ciudades en Ávila, de la que surgió una junta revolucionaria  que obligó al regente Adriano a salir de Valladolid y organizó un gobierno alternativo rival. En septiembre de 1520 el movimiento alcanzó el punto álgido de su poder. Con una causa, una organización y un ejército, ya no pedía reformas, sino que intentaba imponer condiciones al monarca.
En este punto, comenzaron a producirse divisiones entre revolucionarios y reformistas. La junta pretendía redefinir la relación entre el rey y el pueblo, sobre la base del principio de que el reino estaba por encima del rey y de que la junta representaba al reino. En el nuevo orden político las Cortes ejercerían una función más importante y tendrían el derecho de estudiar sus quejas antes de votar los impuestos, y se permitiría a los representantes de la comunidad que votaran a sus delegados. Estas posturas determinaron que abandonaran el movimiento los  elementos moderados de Burgos y Valladolid que estaban sometidos a una importante presión por parte de las autoridades reales y de la alta nobleza
Cuando la junta comenzó a reclamar todos los poderes del Estado, los moderados abandonaron la lucha y las fuerzas reales entraron en acción. El 5 de diciembre, con la ayuda de la aristocracia y el oportuno envío de fuerzas desde Portugal, tomaron Tordesillas, el cuartel general de la junta.
Pero los comuneros no estaban derrotados todavía. Su revolución no era simplemente un movimiento político, sino también social; era más que un conflicto entre las ciudades y el poder real, era un enfrentamiento con la alta nobleza y los grandes comerciantes. Carlos V había tenido la habilidad de situar al almirante y al condestable de Castilla, Fadrique Enríquez e Iñigo de Velasco, respectivamente, junto a Adriano de Utrecht como cogobernadores del país, alineando, con ellos, a los magnates castellanos a favor de la causa real.
En el campo de batalla, los comuneros no eran enemigo para el ejército real y las fuerzas de la nobleza, y fueron derrotados en la batalla de Villalar el 24 de abril de 1521. Al día siguiente fueron ejecutados los jefes de la rebelión Juan de Padilla, Juan Bravo y Pedro Maldonado representantes de Toledo, Segovia y Salamanca.
Toledo resistió seis meses más con sus fuerzas comandadas por el último jefe rebelde, el obispo Acuña. Pero finalmente fue capturado y encarcelado en el castillo de Simancas, en donde fue ejecutado a garrote tras un intento de fuga. En octubre de 1521 también Toledo tuvo que capitular.

El grueso de las filas comuneras lo formaban los sectores populares urbanos, que se enfrentaban a la oligarquía tradicional de las ciudades. Es decir, el pueblo llano contra el patriciado. Segovia, centro de una activa región agrícola y de un sector industrial en crecimiento, desempeñó un papel destacado en la revuelta y sufrió las consecuencias al recaer sobre ella con mayor rigor las multas y castigos. La mayor parte de la nobleza permaneció ajena al movimiento o se opuso a él. Pero los aristócratas urbanos eran sólo una parte de la nobleza.
Los grandes y la alta nobleza también actuaron en contra de los comuneros, en defensa de la ley y el orden y para restablecer su propio poder allí donde se había visto menoscabado. No les preocupaban seriamente los derechos de Carlos V, hacia el que no sentían admiración, y la mayor parte de los nobles se mostraron impasibles mientras los comuneros se limitaron a desafiar el poder real.
Pero junto al ala política de los comuneros se había desarrollado un movimiento antiseñorial radical que desafiaba el poder feudal de la nobleza. Era una revolución desde abajo, un levantamiento de los vasallos de la nobleza. Un  grupo de grandes señores comenzaron a armarse para defender sus derechos señoriales, lo que llevó a los jefes comuneros a endurecer su actitud y tomar las armas.
El movimiento adquirió entonces el carácter de una revolución social, en la que los comuneros luchaban no sólo contra el poder real sino contra el privilegio y la supremacía aristocráticos. En algunos lugares se produjo una lucha sin cuartel: hubo castillos destruidos y propiedades saqueadas, y las fuerzas urbanas recibieron un apoyo entusiasta de la población rural en su intento de liberarse de las cargas feudales. En consecuencia, los grandes no sólo luchaban para servir al rey sino para defender su jurisdicción señorial.
Las capas medias urbanas – los pequeños propietarios, artesanos, comerciantes al por menor y titulados universitarios- estuvieron en el centro del movimiento comunero y protagonizaron la dirección del mismo. Aunque no eran pobres, tampoco eran ricos y poco tenían en común con los acomodados comerciantes exportadores, aliados de la nobleza contra los comuneros. En definitiva, las capas medias no constituían una clase social homogénea, una burguesía urbana, y si bien los comuneros tenían una base social carecían de una base de clase. En el conflicto se enfrentaban intereses sectoriales distintos, y cada uno de los bandos constituía una coalición de grupos y una alianza política.
El programa de los comuneros tenía algo que ofrecer a la mayor parte de quienes los apoyaban: la limitación del poder real, el freno al poder de la nobleza, la reducción de los impuestos, la reducción de los gastos del gobierno y la represión de la corrupción y la reforma de los municipios que permitiera una mayor participación de los sectores no privilegiados, la Comunidad. Pedían también la reducción de las exportaciones de lana a favor de los compradores nacionales y la protección de la industria textil castellana. Estas últimas reivindicaciones estaban alentadas por los manufactureros y artesanos de Segovia, Palencia, Cuenca y otras ciudades del interior, frente a aquellos que se beneficiaban de las exportaciones de lana, los ganaderos, los nobles que poseían tierras de pasto, los comerciantes de Burgos y los hombres de negocios extranjeros.
En 1520, el poder real se alineó de forma explícita en esta coalición de intereses dominantes, sabedor de que los derechos de aduana que obtenía de esas exportaciones constituían una parte importante de sus ingresos y de que los súbditos flamencos de la corona querían  la lana de España y aspiraban a acceder a los mercados españoles. Pero aunque Carlos V contó con la colaboración de los grandes y los nobles para aplastar a los comuneros lo cierto es que no satisfizo sus ambiciones ni les otorgó el poder que reclamaban. Fue una victoria de la aristocracia sobre la población de las ciudades, pero el premio del triunfo fue a parar a manos del rey.

 John LYNCH,  “Monarquía e imperio. El reinado de Carlos V”    

miércoles, 7 de noviembre de 2012

EL ATLÁNTICO Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA


Regreso de Colón y encuentro con los Reyes Católicos en Barcelona

Los avances turcos en el Mediterráneo oriental y en particular la conquista en 1453 de Constantinopla, supusieron un bloqueo a la tradicional ruta que ponía en comunicación a los cristianos de Europa con Asia oriental, es decir, la ruta de la seda y de las especias. De ahí la obsesión por buscar un nuevo camino para llegar a las Indias. Los portugueses se lanzaron a la tarea de circunnavegar el continente africano. En 1488 Bartolomé Dias doblaba el cabo de Buena Esperanza y diez años más tarde Vasco de Gama, siguiendo ese camino llegaba a Calicut en India. El marino genovés Cristóbal Colón partiendo de la idea de la esfericidad de la tierra, se proponía alcanzar las Indias por el oeste, cruzando el Atlántico. En un primer momento ofreció su proyecto a los portugueses pero tras serle rechazado, Colón entró en contacto con los Reyes Católicos con los que en abril de 1492 firmó las Capitulaciones de Santa Fe. En octubre de ese mismo año las naves de Colón llegaban a una isla de las Bahamas a la que bautizaron con el nombre de San Salvador. Luego seguirían nuevos viajes que permitieron intensificar el conocimiento de aquellas tierras y de sus gentes, De todos modo es indudable que  el suceso de octubre de 1492 aunque sus protagonistas lo ignoraran abría unas perspectivas totalmente insólitas, pues significaba nada más y nada menos el establecimiento de un puente entre Europa y el Nuevo Mundo, el continente que unos años más tarde sería denominado América.

Ahora bien la pugna entre Castilla y Portugal estaba servida. Felizmente el Tratado de Tordesillas, firmado en 1494, resolvió el litigio entre las dos potencias de la península Ibérica, al fijase en un meridiano situado a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde la línea de separación entre los dominios de una y de otra. EL tratado de Tordesillas suponía el fin de la encarnizada rivalidad entre Castilla y Portugal por la soberanía y el dominio del océano Atlántico, de las islas diseminadas en perímetro y de las tierras continentales. En definitiva, en Tordesillas se había llevado a cabo, con el consentimiento pontificio algo así como un reparto del mundo entre los castellanos y los portugueses, Pero al mismo cabe señalar  que dicho tratado en contraste con la visión del globo en compartimentos estancos, típica de los tiempos medievales, reflejaba una concepción unitaria del  mundo por lo que constituía, en cierto modo, una ventana abierta a la modernidad. 


Julio Valdeón “El final del siglo XV en tierras hispánicas”  

ORGANIZACIÓN DEL ESTADO

BODA CLANDESTINA DE ISABEL Y FERNANDO EN VALLADOLID.1469

Esta unión tenía un carácter dinástico, habiéndose establecido en la persona de los reyes. Hablar de unidad nacional puede resultar equívoco pues en modo alguno se creó un estado centralista y unificado para el conjunto de los territorios: tanto el reino castellano-leonés como la Corona de Aragón mantenían sus instituciones propias, sus respectivas Cortes, e incluso sus aduanas y su sistema monetario. En estas condiciones la personalidad de las diversas nacionalidades pudo preservarse. Así, cuando en 1504 murió la reina Isabel, le sucedió en el trono de Castilla su hija Juana y no su marido Fernando.

          No obstante, el peso de Castilla era mayor. Contribuían a ello su mayor extensión territorial y su evidente dinamismo demográfico y económico. Pero también contaban otros factores, Del propósito de los Reyes Católicos de fortalecer su poder encajaba mejor en la tradición política castellana, caracterizada por la tendencia semiabsolutista que en la Corona de Aragón, dominada por el pactismo, especialmente en Cataluña. A Castilla se incorporaron  tanto el reino de Granada como América. Ahora bien, la influencia aragonesa se dejó sentir en otros terrenos, así en la política internacional, consiguiendo poner fin a la tradicional alianza franco-castellana. 
Los Reyes Católicos desarrollaron una importante labor en orden al fortalecimiento de las instituciones de gobierno. Los letrados se convirtieron  en el auténtico eje del reorganizado Consejo Real, en el cual los miembros de la alta nobleza quedaron relegados a un mero papel consultivo.
En el terreno de la administración de la justicia, ante la complejidad del trabajo que se acumulaba en Valladolid, decidieron crear una segunda Chancillería establecida en Ciudad Real (trasladada el año 1505 a Granada) y con jurisdicción sobre todos los territorios situados al sur de sierra Morena.
La hacienda regia, aunque apenas modificada en cuando a sus estructuras, fue saneada. La recuperación de rentas efectuada en las Cortes de Toledo de 1480 y sobre todo la incorporación a la Corona de los maestrazgos de las órdenes Militares jugaron en este sentido, un papel altamente positivo.
Utilizaron el modelo de las Hermandades para crear una institución nueva la Santa Hermandad (1476). Organizada a base de cuadrillas, reclutadas sobre bases locales, la Santa Hermandad tenía una finalidad policial (persecución de los perturbadores del orden) y judicial.
Por lo que respecta a la Iglesia, la intervención del poder secular era patente, siendo particularmente manifiesta en el regio patronato concedido a los monarcas sobre Granada, Canarias y América.
Se generalizó el régimen de corregidores. Dotados de facultades políticas y judiciales, los corregidores eran delegados del poder regio en las ciudades y villas de reino castellano-leonés. Ellos presidían los Ayuntamientos, juzgaban, cuidaban del mantenimiento del orden y, en la práctica, designaban  a los procuradores en Cortes de sus respectivas ciudades y villas. De esa forma culminó el proceso, cuyas raíces se remontan a mediados del siglo XIV de liquidación de las autonomías municipales.
Pero estas reformas afectaban exclusivamente a la Corona de Castilla. En los territorios de la Corona de Aragón el carácter contractual  del poder monárquico dificultaba grandemente la potenciación de las instituciones centrales del gobierno. Hubo, sin embargo, algunas reformas dignas de mención. Recordemos por lo que se refiere a Cataluña, la introducción del régimen de insaculación en la elección de los cargos públicos, y el fortalecimiento de las atribuciones de los lugartenientes generales, cosa explicable por la prolongada ausencia del monarca del Principado…también la introducción de la Inquisición, que originó graves problemas.

 Julio VALDEÓN, Julio “Los Reyes Católicos: la unidad dinástica de Castilla y Aragón”  

domingo, 4 de noviembre de 2012

EL MEDITERRÁNEO Y EL ATLÁNTICO

COLÓN Y  LOS REYES CATÓLICOS


La disposición de los Reyes Católicos de marzo de 1499 confirmaba el interés de la Corona de Castilla por el mar. Durante buena parte de la Edad Media la actividad marinera de los pueblos hispánicos se había desplegado básicamente en el ámbito del Mediterráneo, toda vez que el Atlántico era visto como un mar tenebroso y por tanto como una barrera infranqueable. Pero en el siglo XV las tornas habían cambiado. Mientras el Mare Nostrum declinaba, en parte debido al avance de los turcos otomanos, el Atlántico había pasado al primer plano. Al intenso tráfico mercantil que se desarrollaba en el golfo de Vizcaya, Brujas y el mundo hanseático se añadían las relaciones comerciales crecientes con el mundo africano. Los Reyes Católicos conscientes del importante significado que tenía el mundo marinero fomentaron en los últimos años del siglo XV la construcción de navíos, tanto de barcos de remos ( galeras y galeazas básicamente) como de vela ( capítulo en el que destacaban las naos y las carabelas).
          En tierras hispánicas se localizaban dos grandes focos de actividad marítima, la costa atlántica de Andalucía, por una parte, y el Cantábrico oriental, por otra. En la zona suroccidental de Andalucía la explotación de los recursos marineros cobraba cada día mayor importancia, ya fuera la pesca del atún en las almadrabas o la práctica del comercio en las tierras de la vecina costa africana. Los grandes linajes de la nobleza de aquel territorio, los Guzmán y los Ponce de León, eran considerados “señores de la mar”  prueba indudable de su interés por las aventuras marineras. Un abigarrado mundo de mareantes y de pescadores poblaba aquella costa gaditano-onubense. Por su fuera poco, en Cádiz funcionaba desde el año 1460 un colegio de pilotos vizcaínos prueba del interés que la costa atlántica de Andalucía despertaba en los marinos cántabros. De todas formas es preciso indicar que los principales animadores de la actividad mercantil como de la financiera en la zona suroccidental de Andalucía eran los hombres de negocios genoveses allí instalados. En la zona del golfo de Cádiz, por tanto, había un clima propicio para la puesta en marcha en 1492 de la gesta colombina.
          La costa oriental del Cantábrico se había convertido en la zona de salida por excelencia de las materias primas que Castilla exportaba al occidente de Europa, la lana en primer lugar, pero también el hierro vizcaíno y otros productos. La zona estaba en estrecha relación con la ciudad de Burgos, en la cual se instituyó, en el año 1494, un consulado. En los últimos años del siglo XV, por otra parte, se efectuaron, por iniciativa regia casi siempre, mejoras en diversos puertos del País Vasco, como Guetaria, Bilbao o Bermeo en donde se puso en marcha la construcción de un muelle nuevo. El protagonismo logrado por el mar y sus gentes explica que en 1490 los RRCC decidieran, a petición de Martín Ochoa de Iriba, marino de Deva, declarar situados bajo su protección a todos los marinos del reino.

Julio Valdeón “El final del siglo XV en tierras hispánicas”

CONCORDIA DE SEGOVIA



        ISABEL I DE CASTILLA Y FERNANDO II DE ARAGÓN

A la muerte del rey Enrique IV,  Isabel lleva a la práctica un plan establecido: se celebra de forma inmediata la proclamación de Isabel como reina. Jura respetar los mandamientos de la iglesia, las libertades y los privilegios de los nobles y el de las ciudades, velar por el bien común del reino y hacer que en él reine la justicia. Después de los cual se la proclama "reina y propietaria" del reino y a Fernando se le reconoce como su "legítimo marido".
En enero de 1475 se firma la Concordia de Segovia: Isabel se ve confirmada en su título de reina y de única "propietaria" del reino. La expresión es curiosa, pero dice exactamente  lo que quiere decir: Isabel es la única heredera de los territorios de Castilla y, tras su muerte sus títulos pasarán a sus descendientes directos. Se repite para Fernando la fórmula de su "legítimo marido" que había provocado su furor pero se le añaden precisiones que le dan seguridad de ser algo más que un príncipe consorte, y recibe el título de rey. Queda entendido que todos los documentos oficiales se formularán en nombre del rey y de la reina; incluso se citará primero a Fernando en su calidad de marido, pero las armas de Castilla precederán a las de Aragón. Como propietaria es la reina quien designará los cargos militares. El producto de los impuestos se utilizará de común acuerdo, pero la reina designará en exclusiva los cargos civiles. Por último la justicia se hará en nombre de los dos soberanos si están juntos, en nombre de uno o del otro si están separados en un momento dado. Cabe resumir: Isabel no cede nada en la esfera del derecho y de los principios: es y sigue siendo la única  titular de la corona de Castilla; en la práctica Fernando recibe plenos poderes.  
Actuarán siempre de concierto. En general, existe acuerdo en cuanto a estimar que la política exterior y la diplomacia corresponden más bien a Fernando, y los asuntos internos a Isabel. Sus iniciales, sus emblemas respectivos -  el yugo, símbolo del rey, y el haz de flechas, símbolo de la reina-  se encuentran en todas las monedas y los todos los edificios públicos.

Joseph PÉREZ  "Isabel y Fernando. Los Reyes Católicos". 

domingo, 21 de octubre de 2012

Corona de Castilla. Siglo XIV

 
Alfonso XI tomando posesión del mar

El monarca Alfonso XI que decidió poner nuevamente en marcha la cruzada contra los musulmanes, logró un notable éxito en 1340 al derrotar a los combatientes islamistas en la batalla del Salado. Tres años después, en 1343, lograba una nueva victoria contra los nazaríes en las proximidades del río Palmones...

En 1344 pasó al ámbito de Castuilla y León la importante localidad de Algeciras, uno de los puertos clave de la zona meridional de la península Ibérica. La toma de Algeciras era de enorme importancia, pues permitía la comunicación directa entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. De esa manera se le abría una puerta básica en la actividad marinera al reino de Castilla y León. Por el contrario la plaza de Gibraltar, no pudo ser ocupada por el ejército cristiano. Alfonso XI que combatía en las proximidades del estrecho de Gibraltar perdió la vida a causa de la peste negra (1350)

En los años siguientes, la reanudación de la lucha contra los musulmanes de Granada resultó sumamente complicada, en buena parte debido a la guerra fratricida que se desarrolló en la corona de Castilla...y acabado el conflicto, la Corona de Castilla tuvo varias pugnas con los vecinos reinos cristianos: Aragón, Portugal y Navarra.  


Julio Valdeón " La Reconquista"

sábado, 13 de octubre de 2012

NAVAS DE TOLOSA

Sancho VII de Navarra rompe el cerco de la guardia personal de Miramamolín

…Lo cierto es que la deserción de los guerreros andalusíes, que abandonaron el campo de batalla dejando solos a los almohades, pareció decidir la batalla, pues las líneas enemigas quedaron desarboladas. Sólo permanecía en pie la última resistencia: la guardia negra en torno a la tienda de Miramamolín, que resistió lo indecible, hasta que el caballero Alvar Núñez de Lara, por un lado, y el rey de Navarra, por otro, saltaron por encima de las cadenas y acabaron con la última resistencia.
La matanza fue terrible, pues se había decretado que no se hicieran prisioneros. Miramamolín escapó milagrosamente, con algunos fieles irreductibles. El botín fue muy rico y se distribuyó entre los aliados, aunque se prohibió tocar absolutamente nada, bajo pena de muerte: nadie debía entretenerse en el saqueo sin haber asegurado por completo la victoria y haber acabado con los enemigos. Los restos de flechas y lanzas capturados permitieron alimentar los fuegos de los campamentos cristianos varias noches.
Los estandartes musulmanes se trasladaron ceremoniosamente a la catedral de Toledo, las cadenas a Navarra –desde entonces, las figuras de cadenas fueron incorporadas a su escudo como símbolo principal- y el estandarte de Miramamolín, así como el que encabezaba las tropas cristianas fueron a parar al monasterio de las Huelgas en Burgos, donde cada 16 de julio el capitán general de la región militar hace ondear el pendón en conmemoración  de la victoria. La rica tienda del jefe musulmán fue enviada a Roma como regalo a Inocencio III.   
La carnicería fue tremenda. Del lado cristiano, se habló de 25.000 muertos y entre los musulmanes, dado que no se hicieron prisioneros durante la batalla, se calcula que perecieron en la batalla más de 50.000 hombres. Una vez concluido el enfrentamiento y enfriados los ánimos, a los miles de enemigos capturados se les perdonó la vida y fueron convertidos en esclavos.
(…)
Por su parte, el líder de los almohades, el califa Al-Nasir (Miramamolín), procedió en Sevilla a decapitar a los príncipes andalusíes, a los que consideraba responsables de la traición de sus hombres y, desde luego, responsables de tan amarga derrota. Tras dejar el gobierno en manos de su hijo, Al- Nasir se trasladó a Marraquech. Fue depuesto y permaneció recluido, acusado de incompetencia por la derrota. Lo envenenaron al año siguiente.
En los anales islámicos, este trágico episodio bélico se llamó desde entonces el desastre. Al poco tiempo el poder almohade comenzó a disolverse.

Juan Carlos LOSADA “Batallas decisivas de la Historias de España”

COVADONGA, SALUS HISPANIAE

Estatua de don Pelayo en Covadonga

Las crónicas posteriores al éxito logrado por los combatientes cristianos en la batalla de Covadonga presentaron aquel enfrentamiento militar nada menos que como  salus Hispaniae, es decir la salvación de España. Allí se situó el inicio de la resistencia positiva de los cristianos de Hispania frente a los musulmanes de Al-Andalus. Ciertamente las crónicas de aquellos tiempos nos han transmitido opiniones sumamente contradictorias, Mientras que las fuentes cristianas aluden a un éxito espectacular en el que murieron cientos de miles de musulmanes, los textos árabes afirman que el ejército islamita decidió retirarse de las montañas próximas a Covadonga sencillamente por falta de interés. En cualquier caso es indudable que los cristianos de la zona astur impidieron el posible avance de los musulmanes hacia la costa cantábrica. De ahí a que aquel triunfo militar fuera saludado con grandes elogios por los eclesiásticos de la época, únicos hombres cultos del momento.
(...)  En verdad Pelayo no llegó nunca a ostentar el cargo de rey, aunque sí lo hicieron sus sucesores. Es más, el reino sobre el que se asentaban aquellos gobernantes se limitó en un primer momento a una pequeña zona de Asturias. De todos modos, la mención del término “España” hace referencias al pasado de los tiempos visigodos. La victoria de Covadonga sería considerada, por lo tanto, el punto de partida de la futura recuperación de todos los territorios de la península Ibérica que habían caído, no muchos años antes, en poder de los invasores islamitas.

Julio VALDEÓN BARUQUE “La Reconquista” 



jueves, 4 de octubre de 2012

REINOS TAIFAS. Y ALMOHADES


Los alminares la KUTUBIA de Marrakech y la GIRALDA de Sevilla, construidos como minaretes de las dos mezquitas de Marrakech y Sevilla en el siglo XII por los almohades.

En 1144,  después de graves disturbios y sublevaciones surgieron, de nuevo, los Reinos Taifas, estados débiles y efímeros que tuvieron cierta autonomía entre 1145 y 1172.
Tras el avance permanente y constante de los reinos cristianos. estos nuevos gobernantes llaman al nuevo poder instalado en el norte de África: los almohades, que entran en la Península derrotando severamente a los cristianos ( Alarcos 1195). Los almohades reconstruyen de nuevo el territorio estableciendo la capital en Sevilla.
Se enfrentaron a los cristianos en una batalla que será decisiva: Las Navas de Tolosa (1212) victoriosa para los reinos cristianos. La batalla antes de que se produjera era absolutamente incierta, cuando no abiertamente favorable a los musulmanes dada su superioridad numérica. Una vez comenzada se convirtió en un terrible enfrentamiento de desgaste donde apenas se dieron sutilezas tácticas: el valor personal de cada combatiente fue decisivo.
El resultado, calamitoso para los musulmanes, supuso el fn de la cohesión política que habían aportado los almohades en Al-Andalus. A partir de ese momento, se generaron graves problemas que fragmentaron el imperio almohade. Nunca más volvieron a estar unidos los musulmanes en la península Ibérica: se entraba en un útlimo periodo de taifas independientes que facilitaría el avance cristiano, que conquistará el valle del Guadalquivir y dejará al poder musulmán recluido en el reino nazarí de Granada.

 

miércoles, 3 de octubre de 2012

REINOS TAIFAS. Y ALMORÁVIDES

El rey Al-Mutamid de la Taifa de Sevilla.

En el año 1031 surgen los Reinos Taifas formados por grupos tribales de los distintos grupos étnicos que componían Al-Ándalus. Los Taifas de origen árabe eran los más numerosos y quizá los monarcas más importantes.
Esta fragmentación política trajo consigo la debilidad militar que aprovecharon los estados cristianos del norte de la Península, que, además de avanzar en sus conquistas en sus territorios, empezaron a exigirles  parias o tributos.
Una de las Taifas más importantes fue la de Sevilla, con su rey AL MUTAMID, poeta, valeroso, delicado y feroz. Coetáneo del Cid, su poder aumentó al anexionar Córdoba a su reino. Ello le trajo graves consecuencias, al sufrir el acoso de Alfonso VI de Castilla que arrebató Toledo a los hispano-musulmanes (1085). El rey sevillano tomó una decisión de consecuencias nefastas para los reinos taifas: llamó a los almorávides en su ayuda
La llegada del ejército almorávide en 1086 frenó el avance cristiano, con éxitos militares como las victorias de Sagrajas (1086) y Uclés (1108).
Los almorávides se asentaron, reunificaron el territorio e impusieron una ortodoxia musulmana más estricta, creando un serio malestar entre mozárabes y judíos, y endureciendo las cargas fiscales.
Los almorávides derrotaron a Alfonso VI, pero luego pasaron factura a Al-Mutamid: le quitaron el reino y lo expulsaron al Norte de África. Encadenado junto a su familia, tuvo que embarcar en el Guadalquivir, camino del destierro en Africa donde murió recordando su bello Alcázar de Sevilla, antes tuvo que ver a sus hijas vendidas como esclavas.

 

LOS ÚLTIMOS REYES VISIGODOS

                                Don Rodrigo y la Cava
                                        S. Asenjo Arozarena. Diputación de Navarra

…Witiza, penúltimo monarca visigodo antes de morir asoció al trono a su hijo Agila designándolo dux de la Tarraconense. Su objetivo era garantizar la sucesión monárquica  dentro del clan, imitando el procedimiento seguido años atrás por su padre Egica. Pero la situación  política, económica y social era extremadamente delicada. Si bien el procedimiento legal para despachar la cuestión sucesoria era, teóricamente, de carácter electivo, muy rara vez la transición se había ejecutado conforme a ese derecho. En esta ocasión, la asamblea electiva (compuesta por aristócratas y obispos) desafió la voluntad de Witiza y, en circunstancias quizá no demasiado ortodoxas, aclamó al dux de la Bética Don Rodrigo.
Naturalmente, los witizanos no aceptaron de buen grado el nuevo escenario político. Sólidamente asentados en el noreste de la Península, los partidarios de Witiza movieron ficha mientras Rodrigo trataba sin éxito de consolidar su precario poder. Fue en este crítico instante cuando surgió de la nada la controvertida figura del conde Don Julián, gobernador visigodo de Ceuta, según algunos, exarca bizantino según otros; en cualquier caso su simpatía hacia la causa witizana está fuera de toda duda. Según la leyenda, Julián tenía motivos para recelar de Rodrigo: había enviado a su hija a Toledo, con el fin de que se educase en el entorno de la corte, y su belleza no había pasado desapercibida para el monarca que había cometido la osadía de seducirla con malas artes, afrenta que Julián no perdonó y que, siempre según  el mito, habría empujado al gobernador ceutí a pedir ayuda a los musulmanes para vengar el ultraje.
Con toda probabilidad, no obstante, los contactos de Don Julián con el gobierno musulmán de Ifriqiya respondieron a razones meramente políticas.  Es probable que Julián canalizara el descontento del partido witizano y que su cometido fuese mediar para conseguir una intervención árabe en la Península en defensa de los intereses de los partidarios del penúltimo monarca. Por este motivo, Julián y los witizanos pasaron a la historia como traidores por antonomasia, cuando en verdad otros monarcas visigodos en el pasado habían recurrido a ayuda externa de bizantinos y francos para dirimir disputas dinásticas. Los witizanos no planeaban entregar la Península al invasor árabe, simplemente buscaban un aliado para hacer valer por la fuerza los intereses de los sucesores de Witiza. El error no fue otro que la mala elección del socio: los árabes respondieron a la llamada y cruzaron el Estrecho, pero no tenían la menor intención de volver sobre sus pasos.

Roberto Piorno: “711: año cero de la era islámica”

domingo, 6 de mayo de 2012

23 F. FALLIDO GOLPE DE ESTADO

El teniente coronel Tejero secuestra al Parlamento el 23 de febrero de 1981

A lo largo de 1980, Suárez  tuvo que enfrentarse al incremento desmesurado de los atentados terroristas que provocaba un doble efecto, el drama de las víctimas y la excusa idónea para fomentar el golpismo entre las fuerzas armadas afines  al franquismo; al desgaste que produjo el tema autonómico que no encontraba una respuesta adecuada; a las fuertes críticas de las diferentes fuerzas políticas, especialmente de la oposición que le llevaron incluso a plantear una moción de censura que no llegó a prosperar por escaso margen de votos, y a las divisiones internas en el seno de la UCD, su propio partido.Adolfo Suárez dimite irrevocablemente a fines de enero de 1981.
El 23 de febrero, mientras se desarrollaba el debate por el que se invertiría como nuevo presidente a Calvo Sotelo, un destacamento de la guardia civil al mando del teniente coronel Tejero irrumpió violentamente en el Congreso secuestrando a los diputados. En Valencia, bajo la dirección del general Milán del Bosch las tropas salieron a la calle. Tras momentos de dura tensión en los que la acción del rey fue decisiva, los golpistas se rendían al día siguiente.
El fallido golpe de estado reavivó el espíritu de consenso y las Cortes aprobaron por mayoría la investidura de Calvo Sotelo. La Constitución de 1978 y la joven democracia estaban a salvo.

sábado, 28 de abril de 2012

EL ASESINATO DE CARRERO BLANCO

El 20 de diciembre de 1973 el almirante y presidente del gobierno Luis Carrero Blanco salió de la iglesia de San Francisco de Borja de Madrid tras su diaria misa matinal y se subió al Dodge Dart negro que debía llevarle de vuelta a su domicilio en la calle Hermanos Bécquer,5.  El trayecto que recorrió era calcado al que hacía siempre...En el mismo  lindero con la parte de atrás de la iglesia de los jesuitas donde había oído misa, una bomba de gran potencia estalló al paso del vehículo, elevándolo varios metros hasta superar la fachada del edificio y caer en el patio interior, acabando con la vida prácticamente en el acto. El atentado, conocido como "Operación Ogro" fue cometido por la banda terrorista ETA, demostrando su capacidad operativa real fuera del territorio vasco. Las autoridades franquistas lo consideraban improbable, a pesar de algunos indicios,  y apenas habían tomado medidas de seguridad: la dotación de guardaespaldas era de 50 para todo el Gobierno y no había protocolos determinados.
El atentado fue un duro golpe para Franco, que confiaba en Carrero Blanco para que fuera el hombre que continuara con el Régimen franquista tras su muerte.

domingo, 15 de abril de 2012

LA BOMBA DE PALOMARES

Fraga y el embajador americano se bañan en la playa de Palomares.

En la mañana del 17 de enero de 1966, un superbombardero norteamericano B-52 que venía de patrullar por “el telón de acero”, chocó con un avión–nodriza de sus Fuerzas Aéreas que, procedente de la base española de Morón, iba a repostarle combustible. El accidente se produjo a la altura de la localidad almeriense de Palomares. Con los restos de las dos aeronaves cayeron cuatro bombas de hidrógeno (bombas H) que portaba el bombardero. Siete tripulantes perdieron la vida y otros tres fueron recogidos por un pesquero que faenaba en las proximidades.
La emisión de radiactividad del armamento nuclear era un problema acuciante, cuyas graves consecuencias eran desconocidas por la mayoría de los habitantes de la zona. Las autoridades españolas informaron del accidente, pero sin referirse a la existencia del armamento nuclear. Fueron los norteamericanos quienes se hicieron rápidamente cargo del asunto, poniendo en marcha la operación Flecha Rota para recuperar los ingenios. Veinticuatro horas después del accidente se habían hallado en tierra tres de las bombas caídas, que se habían abierto y estaban liberando sustancias radiactivas. Pero faltaba la cuarta, que había caído al mar.
Para entonces, el secreto había dejado de serlo. En medio de una expectación creciente, que llevó a Palomares a numerosos periodistas españoles y extranjeros, veinte buques norteamericanos con equipos de buceadores, un batiscafo y dos minisubmarinos rastrearon durante semanas las aguas de la zona. Localizada a mediados de marzo, gracias a los datos aportados por un testigo, el pescador Francisco Simó - conocido en adelante como Paco el de la bomba- el mal tiempo retrasó las tareas de rescate hasta el 7 de abril ,casi tres meses después del accidente.
El caso de la “bomba de Palomares” que pudo haber sido el origen de una catástrofe nuclear de imprevisibles consecuencias, tuvo en vilo a la opinión internacional. Lógicamente causó una gran preocupación en España, aunque el control gubernamental sobre los medios de comunicación logró minimizar el incidente y evitar críticas al funcionamiento de la alianza militar con Washington, que implicaba el tránsito y almacenamiento de armamento nuclear en territorio español sin que el Gobierno lo pudiera controlar.
El temor a la contaminación radiactiva llevó a las autoridades a mantener una intensa, aunque discreta vigilancia sobre la salud de la población del área de Palomares, sometida a controles epidemiológicos durante años. Se prohibió la recolección agrícola y la pesca en la zona contaminada a cambio de pequeñas compensaciones económicas. Hubo que extraer toneladas de tierra y vegetación, que fueron metidas en barriles y enviadas a Estados Unidos. Pero, en todo momento, el Ministerio de Información y Turismo procuró dar la sensación de que el incidente no revestía peligro alguno. Las imágenes del ministro Fraga y del embajador norteamericano, Angier Biddle Duke, bañándose alegremente en las aguas de la playa de Palomares dieron la vuelta al mundo.
El episodio venía a culminar una serie de actitudes norteamericanas que el Gobierno español acabó considerando de una prepotencia insoportable. La delicada situación internacional del Régimen, que había potenciado su subordinación a Washington en los acuerdos de 1953, había sido superada hacía ya tiempo. Madrid exigía un trato más igualitario y mayores compensaciones por la utilización de las bases militares. Desde mediados de los años sesenta, Rota era una base de submarinos atómicos, con el riesgo que ello conllevaba para España en caso de conflicto nuclear. Molestaba en los medios del Régimen que el rechazo que el Senado estadounidense a la dictadura de Franco impidiera elevar el acuerdo de préstamo y arriendo a la categoría de alianza militar. Tampoco apreciaba la diplomacia española colaboración norteamericana en sus intentos de integrase en la OTAN - aunque el veto era sobre todo europeo - en las negociaciones con el Mercado Común o en el contencioso de Gibraltar.

Julio GIL PECHARROMÁN, Julio “Turismo, información y censura” ( La España de Franco” nº8).

viernes, 13 de abril de 2012

TRATADOS INTERNACIONALES

Franco con Eisenwoher en diciembre de 1959

El inicio de la guerra fría entre EEUU y la URSS marcó un giro en la situación de aislamiento internacional de España. Franco comenzó a ser considerado como un aliado en la lucha contra el comunismo. En 1953 se firmaron los acuerdos bilaterales con los Estados Unidos que permitían la instalación de bases militares norteamericanas en la península (Torrejón de Ardoz, Zaragoza, Morón y Rota) a cambio de ayuda económica. La visita del presidente Eisenhower en 1959 supuso la ratificación de la alianza y su consagración a nivel internacional. Así mismo se permitió la entrada de España en la ONU, UNESCO y Fondo Monetario Internacional.
También en 1953 se firmó el Concordato con la Santa Sede que legitimó moralmente al régimen ante la comunidad internacional.
La petición de ingreso en la Comunidad Económica Europea fue rechazada hasta que no hubiera un régimen democrático en el país.

lunes, 9 de abril de 2012

CARTILLAS DE RACIONAMIENTO





Una oficina central, la Comisaría de Abastecimientos y Transportes (1939) administra los víveres racionados y vela por su correcta distribución geográfica, mientras que la Fiscalía de Tasas (1940) evita que se produzcan acaparamientos o irregularidades.
Se establecen tres clases de cartillas de racionamiento, adecuadas a los ingresos del titular: categoría primera, para personas acomodadas que disfrutan de un elevado nivel de rentas; segunda, para las clases medias y tercera para personas económicamente débiles.
Clasificadas las solicitudes la Comisaría de Abastecimientos expresa su perplejidad: “Al término de las operaciones estadísticas referidas a las cartillas de racionamiento, se da el sorprendente resultado de que solamente aparecen inscritas en primera y segunda categoría un número muy reducido de cartillas”.
(…) El siguiente trámite (una vez conseguida la cartilla) es sellar la cartilla en los cuatro comercios habilitados para la venta de ultramarinos, pan, jabón y aceite, pero antes hay que pasarse por el estanco y adjuntarle una póliza con el retrato de José Antonio, sin la cual la cartilla no es válida.
Las sirvientas disponen de su propia cartilla, previa presentación de cédula personal (antecedente del DNI) o de documentos firmados por el cabeza de familia de la casa donde sirven.
Las cartillas de racionamiento, primero familiares, luego individuales (para evitar la picaresca que incluía en el lote a familiares difuntos) perdurarán hasta 1952.
En 1940, la ración semanal de una persona es de 500 gramos de azúcar, un cuarto de litro de aceite, 400 gramos de garbanzos y un huevo. Cada semana la prensa y la radio publican la composición del lote que se va a repartir. Algunas veces se añade a la ración 100 gramos de carne, otras dos huevos.
El racionamiento no soluciona los problemas. La obsesión de la autoridad por intervenirlo y controlarlo todo resulta contraproducente. En alguna regiones se padece hambruna.


Juan ESLAVA GALÁN “ Los años del miedo”

jueves, 5 de abril de 2012

NACIONALCATOLICISMO


La Iglesia era el alma del Nuevo estado, resucitada después de la muerte a la que le había sometido el anticlericalismo. La Iglesia y la religión católica lo inundaron todo: la enseñanza, las costumbres, la Administración y los centros de poder. Como ha observado Guiliana di Febo se impusieron de nuevo “modelos devocionales barrocos basados en la fascinación de los fieles a través de lo externo, de la emotividad y de lo grandioso, unido a esta militarización de lo religioso que en algunos cultos tiene remotos orígenes”. Los ritos y las manifestaciones litúrgicas, las procesiones y las misas de campaña llenaron las calles de pueblos y ciudades, conviviendo con el saludo romano, llamado ”nacional” en vez de fascista, el canto del Cara al Sol y el culto al Jefe, cuyo rostro se recordaba en las monedas con la leyenda “Caudillo de España por la Gracia de Dios”.
Dentro de la recatolización imperante del momento, los obispos atacaban el “desenfreno deshonesto” y recomendaban a las mujeres una “explosión de lo español en el vestir”. El “feminismo cristiano” de Isabel la Católica y Santa Teresa debía desplazar para siempre al “feminismo laico” de la coeducación, del divorcio y de la participación de la mujer en la política. Las mujeres fueron relegadas a las “labores de su sexo”, privadas de cualquier autonomía jurídica, económica y cultural y condenadas a la obediencia y al sacrificio. La preocupación que la censura religiosa y los dirigentes de Acción Católica mostraron por la moralidad pública, la decencia y la castidad fue obsesiva y contrastaba con el trato que se daba a las rojas y vencidas, con el rapado y el aceite de ricino. (…)
La Iglesia estaba feliz con esa “apoteosis católica” con esa “inflación religiosa” que obligaba a los vencidos, ateos e infieles a pasar por el aro de los sacramentos, de las celebraciones llenas de pompa y boato. La religión y la victoria caminaron durante mucho tiempo de la mano, con el Ejército, con las élites sociales, los católicos, los “camisas viejas” y los advenedizos disfrutando del botín.

Julián CASANOVA y Carlos GIL ANDRÉS, Carlos “Historia de España en el siglo XX”

ENTREVISTA FRANCO-HITLER.

Hitler con Franco en Hendaya el 23 de octubre de 1940.





El problema era la desastrosa situación económica y militar de España, apenas un año después de finalizada la guerra civil y las ambiciosas peticiones que Franco reclamaba como premio. El ejército no estaba “en modo alguno” preparado para entrar en la Guerra Mundial, según informaba el general Kindelán en marzo de 1940 y como recordaba poco después el almirante Canaris, jefe del servicio secreto militar alemán. España tenía “una situación interna muy mala”, con escasez de alimentos y materias primas, y sería más una carga que una ayuda: “Tendríamos un aliado que nos costaría muy caro”. Y a cambio, además, Franco pidió a Hitler Gibraltar, el Marruecos francés, el Oranesado (región noroccidental de Argelia) y el suministro de alimentos, petróleo y armas.
Las peticiones le llegaron a Hitler a través de una carta que el general Juan Vigón le entregó en mano en junio y una visita de Serrano Suñer, ministro de Gobernación en septiembre. Los alemanes, como dejó bien claro su ministro de Asuntos Exteriores, Von Ribbentrop, no valoraban positivamente la beligerancia española, porque la consideraban una carga económica y militar, y plantearon además la exigencia de establecer bases militares en las islas Canarias. Así las cosas, las dos delegaciones diplomáticas acordaron tratar los puntos fundamentales de la negociación en un encuentro entre el Führer y el Caudillo. El histórico encuentro se celebró en Hendaya el miércoles 23 de octubre de 1940. Para preparar las medidas de seguridad de esa reunión, Himmler visitó Madrid tres días antes. Allí fue recibido con todos los honores y parafernalia fascista por Serrano Suñer, a quien Franco acababa de nombrar ministro de Asuntos Exteriores en sustitución de Beigbeder. Mussolini le dijo a Hitler que ese cambio en la diplomacia franquista garantizaba “que las tendencias hostiles al Eje están eliminadas o al menos neutralizadas” pero insistía en su “convicción de que la no beligerancia española es más ventajosa para nosotros que su intervención”.
La entrevista se celebró en el Erika, el tren especial del Fuhrer, y estuvieron presentes Von Ribbentrop y Serrano Suñer, junto con los dos intérpretes. Como ha señalado Paul Preston, “pese al mito de la bravura de Franco frente a las amenazas de Hitler”, éste no fue a Hendaya a “exigir la entrada inmediata de España en la guerra”. Hitler no aceptó las exigencias de Franco y España no entró en la guerra, porque no podía, dada su desastrosa situación económica y militar, y porque su intervención tenía costes demasiados altos para Hitler y Mussolini, con quien Franco se entrevistó en Bordighera en febrero de 1941, pudieran aceptarla. Hitler y Mussolini siempre consideraron a Franco como el dictador de un país débil que apenas contaba en las relaciones internacionales. Otra cosa es lo que dijo la propaganda franquista, hasta convertirlo en un mito que todavía se repite hoy: que Franco, con habilidad y prudencia, burló y resistió las amenazas del líder nazi, consiguiendo que España no participara en la Segunda Guerra Mundial. Una aventura por otro lado que dado como transcurrió la historia, hubiera resultado fatal para el franquismo.

Julián CASANOVA y Carlos GIL ANDRÉS “Historia de España en el siglo XX”.

domingo, 1 de abril de 2012

DISCURSOS RADIOFÓNICOS DE QUEIPO DE LLANO

A las 10 de la noche emitía sus tremendas charlas por Radio Sevilla
En su discurso del 30 de agosto (1936), Queipo de Llano anunció que la búsqueda de los asesinos republicanos se prolongaría por espacio de diez o veinte años, a la vez que aseguraba que en la zona rebelde no se habían cometido atrocidades. Sin ninguna voluntad de ironía, reiteró la versión típica de los rebeldes, según la cual cualquier matanza cometida de conformidad con el bando de guerra era completamente legal:
Nosotros podremos fusilar a alguno que cometiera esos crímenes; pero no puede nadie en absoluto probar que se ha cometido, en ningún pueblo, en ninguna parte la villanía de asesinar a una sola persona. Pero cuando han cometido esos crímenes en los pueblos, que hemos ido a conquistar, y después se han reintegrado a sus casas para hacernos creer que eran buenos chicos, al comprobar nosotros que eran los autores materiales de los hechos, entonces se les ha fusilado inexorablemente. Es decir, que nosotros lo hemos hecho siguiendo las indicaciones del bando, y no por el capricho de matar como ellos, que lo hacen con la mayor crueldad, quemando seres vivos, arrojándolos en los pozos que luego dinamitan, sacándoles los ojos, cortándoles los pechos a las mujeres
Lo que se sabe de estos discursos radiofónicos de Queipo de Llano nos ha llegado a través de las crónicas que ofrecía al día siguiente la prensa escrita o de las notas que tomaban los oyentes. El cotejo de ambas fuentes, en los casos en que resulta posible, sugiere que los textos que ofrecía la prensa eran un pálido reflejo del discurso original. Los editores de los periódicos no se atrevían a reproducir las escandalosas incitaciones a la violación y el asesinato, y lo cierto es que empezaba a cundir la preocupación, entre los rebeldes, por el hecho de que los excesos de Queipo pudieran dañar la imagen de la causa en el extranjero. En consecuencia, esta autocensura instintiva de la prensa escrita se reforzó el 7 de septiembre cuando el comandante José Cuesta Monereo redactó una serie de instrucciones detalladas en las que aludía a la sensibilidad internacional. La mayoría de sus catorce puntos eran rutinarios y tenían por objeto evitar la publicación de información militar delicada. Sin embargo, entre ellos se ordenaba expresamente la purga de la versión impresa de las emisiones radiofónicas: “En las charlas radiadas del General, suprimir todo concepto, frase o dicterio que, aun cuando ciertos, debido sin duda a la vehemencia y exaltada manifestación patriótica, no son apropiadas ni convenientes para su publicación, por razones bien conocidas de la discreción e inteligencia de nuestros periodistas que tantas pruebas vienen dando de ello al aplicar su criterio con una prudencia y tacto dignos de encomio”. En esta misma línea se prohibió ofrecer detalles de los asesinatos cometidos en los pueblos, al dar parte de la represión, y se obligó a los periodistas a emplear los siguientes eufemismos “En las medidas represivas se procurará no revestirlas de frases o términos aterradores, expresando solamente “se cumplió la justicia”, “le llevaron al castigo merecido”, “ seciumplió la ley”.

Paul PRESTON “El holocausto español”

lunes, 19 de marzo de 2012

OBJETIVO REPUBLICANO: RESTABLECER LA DEMOCRACIA

Milicianos en la zona republicana al inicio de la guerra.
La España republicana veía que, además del golpe militar, se resquebrajaba el aparato estatal. Carecía de gran parte del Ejército para defenderse ante los rebeldes y al mismo tiempo mantenerse firme frente a la revolución proletaria. Se derrumbó todo el poder en provincias y municipios y fue sustituido por un poder popular. Por todas las regiones españolas surgían “Juntas”, “Milicias” y “Comités” que ejercían el poder y controlaban la vida ciudadana en todos sus aspectos. Otro factor que aceleró el proceso de descomposición fue la coexistencia paralela de un poder central y varios poderes locales.
El Estado se despedazaba en fragmentos y el gobierno presidía su disolución bajo el impacto de la guerra y la revolución. No obstante, los hombres de la II República intentaron reconstruirlo y lucharon para vencer a los rebeldes y para rehacer la unidad patria en el marco de una República democrática, pero lucharon también para vencer y marginar la revolución social y política.
Descentralización y colectivismo son las dos notas que resumen la situación de la zona republicana en las primeras semanas del conflicto bélico. El pueblo había formado sus “milicias” y con arrojo, pero sin dirección militar, se lanza al frente. Había constituido sus “patrullas “ y sus “tribunales”…Pero el iniciarse el mes de agosto de 1936 todo tendía a normalizarse. El gobierno de Giral intentó canalizar y legalizar todo esto a través de una serie de decretos que se encaminaban a restablecer la normalidad en la vida económica… pero se vio desbordado e impotente para imponer su autoridad y hacer respetar la legalidad republicana y finalmente tuvo que dimitir.
Largo Caballero, presidente del gobierno desde septiembre de 1936 a mayo de 1937 se dedicó a reconstruir la autoridad del Estado apoyándose en los liberales republicanos e integrando en el gobierno a todas las fuerzas políticas y sindicales: socialistas, comunistas y anarquistas. Pero fracasó.
La consigna “primero la guerra, después hacer la revolución” suponía toda una práctica política llevada conjuntamente por el Partido Comunista, la fracción moderada del Partido Socialista y los republicanos que giró en torno a tres ejes: 1) en el plano militar, la defensa de Madrid por encima de cualquier otra operación de guerra; 2) en el plano económico social, contener la revolución, poniendo freno a la política de colectivizaciones en defensa de la pequeña propiedad y en pro de una industria nacional de guerra ; 3) en el plano político, creación de un gobierno centralizado.
Frente a esta política, habían continuado las transformaciones económicas y sociales bajo la dirección de la CNT y con el apoyo del POUM, sobre todo en Cataluña. Eran dos líneas políticas, dos concepciones del Estado y de la guerra antagónicas que se enfrentaron en las calles de Barcelona en los primeros días de mayo de 1937.
Los sucesos de mayo fueron una verdadera guerra civil entre partidos obreros y sindicales que reveló la crisis ideológica y política del movimiento obrero. A ella se llegó también en un momento de depresión y caos económico. La producción industrial respecto a enero de 1936 se había reducido notablemente, se había acelerado también el incremento de los precios y acentuado el encarecimiento de las subsistencias. Largo Caballero tuvo que abandonar el gobierno, y el Partido Comunista triunfaba…
El gobierno que se formó en mayo de 1937, presidido por el doctor Negrín, supuso plenamente la reconquista del poder por el Frente Popular e iba a ser fiel a la consigna del Partido Comunista “primero la guerra, después la revolución”. Formaron parte del él todos los partidos incluidos vascos y catalanes. El nuevo gobierno se proponía ganar la guerra y asegurar el triunfo” de la democracia y de la libertad”.
Carmen GARCÍA NIETO, y Javier DONÉZAR, “La guerra de España 1936-1939”

LEY AZAÑA 1931

Gobierno de Azaña en 1936

Azaña tenía claro el diagnóstico de las enfermedades del Ejército español desde hacía tiempo y lo que se disponía abordar ahora era el tratamiento. Por primera vez en el siglo XX, aquel gobierno se propuso una reforma modernizadora y democrática de la institución que aspiraba, en primer término, a reducir una macrocefalia inaudita de 566 generales y cerca de 22.000 oficiales para una milicia de poco más de cien mil hombres. Ante aquella situación, la posibilidad del pase a la reserva, con el sueldo íntegro, de todos los jefes y oficiales que lo solicitasen, logró que la mitad de los potenciales beneficiarios se acogiese a esta medida. Fue una de las resoluciones más radicales y espectaculares del primer gobierno republicano y, en opinión de Azaña, la única forma rápida y eficaz de adelgazar el Ejército. De otro lado, el ministerio se centró también en la lucha ideológica y cerró la ultraconservadora Academia General de Zaragoza, dirigida por el general Franco y transformó las enseñanzas militares. Por último, la política del ministerio apuntó a conseguir una mayor racionalidad organizativa y territorial que incluía medidas como la reducción de las divisiones del Ejército (que pasaron de 16 a 8), la supresión del Consejo Supremo de Justicia Militar y la limitación de la tarea en Marruecos a tareas técnicas (…) la llamada Ley Azaña y sus disposiciones complementarias encresparon los ánimos de los sectores más conservadores y en especial de los africanistas que se habían convertido en un auténtico poder fáctico en el seno del Ejército y esgrimían siempre los méritos de guerra para ascensos, destinos y recompensas.


Miguel Ángel VILLENA “Ciudadano Azaña”

domingo, 11 de marzo de 2012

GUERRA DE MARRUECOS



...el verdadero problema de la intervención en África tenía dos vertientes: de un lado el conseguir militar y técnicamente la ocupación del territorio adjudicado y pasar a ejercer efectivamente las funciones de potencia protectora. De otro, la opinión adversa y actuante de grandes sectores de la población española contrarios a nuevos gastos y a inútiles sacrificios del contingente militar. La ocupación efectiva comportó una inacabable serie de dificultades y derrotas como La del Barranco del Lobo (1909) y la gravísima de Annual (1921).La política de negociación con los notables marroquíes (Ab-del-Krim fue colaborador de las autoridades militares hasta su rebelión) tuvo efectos importantes…Pero el aumento de incidentes y las derrotas sufridas hicieron estallar la atmósfera anti-intervención y antimilitarista en la península, dividiendo al ejército en dos bandos profundamente enfrentados: los “renovadores”, identificados con los que protagonizaron las Juntas de Defensa en 1917, y los “africanistas” que jugarían, posteriormente, un importante papel en la guerra civil y en el régimen franquista.Desde 1922 a 1924 se dudó considerablemente sobre cuál sería el mejor camino para el avispero del Rif, si la retirada a mejores posiciones o seguir la lucha en aquellas condiciones. Primo de Rivera se inclinaba hacia la tesis del abandono, pero presionado por los africanistas cambió de táctica y forzó hàbilmente la intervención francesa combinada con la española que se concretó en el desembarco por Alhucemas de una serie de fuerzas que procederían a una ofensiva de ocupación. La operación resultó costosa, pero fue coronada por el éxito. En 1927 la pacificación total aseguraba el comienzo del protectorado efectivo. Ab-del Kerim se rendía a Francia y era confinado en la isla de Reunión. La experiencia marroquí y la guerra del Rif seguirían marcando durante decenios la política española. MARTÍNEZ CUADRADO, M.“La burguesía conservadora (1874-1931)”

PROCLAMACIÓN DE LA II REPÚBLICA


Puerta del Sol.14 de abril 1931

Poco antes de las cinco de la tarde, cuando todavía no se conocían los resultados oficiales, el jefe de Gobierno, almirante Aznar, llegó al palacio de la Presidencia, donde estaba convocado el consejo de ministros.Los periodistas le esperaban ansiosos y le preguntaron si habría crisis de gobierno.El almirante respondió, como un cañonazo:- ¿Crisis?¿Qué más crisis desean ustedes que un país que se acuesta monárquico y se levanta republicano?.

A medida que avanzaba el día, el gentío llenaba las calles de Madrid, y Mola, que había pasado la noche en su despacho, conferenció con José María de Hoyos, ministro de la Gobernación, para quien la situación no era todavía deseperada. El rey llamó a Mariano Marfil subsecretario de Gobernación, preguntándole por la manifestación de la Puerta del Sol y si la gente gritaba ¡Muera el rey!. Marfil respondió que no se entendía qué gritaban, pero la concentración era importante. Alfonso XIII le pidió que el retén de Guardia Civil que se encontraba en el Ministerio saliera a la plaza y despejara a la multitud sin violencia.El capitán que mandaba la fuerza era un oficial monárquico, laureado en Marruecos, por su valor. Al recibir la orden de salir a la plaza, respondió a Marfil que estaba dispuesto a dejarse despedazar por la multitud, pero que los guardias no le obedecerían si les ordenaba marchar contra la gente. Cuando Marfil telefoneó al rey y le trasladó la respuesta, Alfonso XIII le pidió que un coche de la Guardia Civil estuviera preparado a las cuatro, para escoltarlo a Cartagena. La petición llegó inmediatamente a Sanjurjo, que conoció en secreto la clave de la situación: el rey no estaba dipuesto a resistir.

Gabriel Cardona "La Segunda República"

martes, 6 de marzo de 2012

CRISIS DE 1917

                                                 La puerta del Sol en 1917

En 1917,  se produce una profunda crisis que  afectó al ejército, a la política y a la sociedad.
1. Crisis militar. El descontento militar ante los bajos sueldos, pocas inversiones en armamento, desigualdades entre los diferentes cuerpos del ejército, y los recelos ante los rápidos ascensos en el escalafón de los “africanistas”, oficiales de Marruecos, desemboca en la creación de las Juntas de Defensa que reivindican unas mejoras profesionales y políticas. El gobierno trató de disolver las juntas, pero, ante el temor a un golpe de estado, acabó aceptándolas.
2. Crisis política. Dada la situación generada por el ejército se pensó que era el momento oportuno de reformar la constitución de 1876. Ante la negativa del gobierno, se forma una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, compuesta por diputados y senadores nacionalistas, republicanos y socialistas, que piden un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes. Esta iniciativa se diluye al crearse un gobierno de concentración nacional con la participación de la Lliga Regionalista (Cambó).
3. Huelga general. En el verano, se convocó una huelga general por CNT y UGT que tiene un amplio seguimiento en las ciudades, obliga a un gobierno de coalición y desactiva las peticiones de las Juntas de Defensa y de la Asamblea de Parlamentarios. Se detiene al comité de huelga  y se pone fin a la misma con dura represión, abriéndose un periodo de gran conflictividad.

DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA



En 1923 existía una gran inestabilidad social. Los proyectos de reforma constitucional y reforma de la Hacienda Pública asustaban a las clases conservadoras. La instrucción del expediente Picasso, donde se criticaba la gestión del ejército en la guerra de Marruecos, llegando a acusar de negligencia a altos mandos e incluso salpicando a la figura del rey, se debía analizar en la Cortes.
El capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dio un golpe de Estado con el apoyo del monarca, de una parte importante del ejército y de las fuerzas conservadoras del país. No hubo especiales resistencias de los partidos políticos dinásticos, tan sólo los republicanos, socialistas y los sindicatos respondieron con huelgas y manifestaciones, que fueron rápidamente silenciadas. El pueblo se mantuvo expectante y pasivo.
Se estableció una dictadura como una solución transitoria a los problemas del país. Se disolvieron las Cortes, se suspendió la Constitución de 1876 y se destituyeron instituciones representativas tales como las Diputaciones y Ayuntamientos. Se impuso una fuerte censura de prensa.

domingo, 4 de marzo de 2012

LA SEMANA TRÁGICA

En 1909, se produce la primera crisis del reinado de Alfonso XIIII motivada por el envío de reservistas a la guerra de Marruecos. Las hostilidades existentes en el Rif marroquí produjeron el desastre del Barranco del Lobo, con un gran número de bajas españolas. Este suceso provocó que Maura movilizara a los reservistas.
En Barcelona, reaccionaron de forma negativa al iniciarse incidentes graves ante el embarque de las tropas, estallando una huelga general convocada por Solidaridad Obrera y UGT.
Se declaró el estado de guerra y se envió al ejército a sofocar la rebelión que lejos de sofocarse se intensificó tomando tintes antimilitares y anticlericales: quemas de conventos y enfrentamientos con el ejército que acabaron con una represión muy dura y la ejecución de varios anarquistas, entre ellos Ferrer i Guardia.
La Semana Trágica acabó con el programa reformista de Maura viéndose obligado a dimitir.








domingo, 19 de febrero de 2012

LA GUERRA HISPANO-NORTEAMERICANA 1898



En el nuevo orden mundial del cambio de siglo, las colonias españolas de ultramar eran un anacronismo. Es cierto que la razón crucial de la debacle española fue la tenacidad de la lucha por la liberación nacional en Cuba. Pero las colonias también estaban perdidas, no por ningún fallo concreto por parte del gobierno ni de las fuerzas armadas españolas, sino porque sólo eran restos de un antiguo imperio incrustados en zonas que habían cobrado importancia estratégica en la nueva ofensiva de expansión imperial de finales del siglo XIX. Esta visión más global de la causa de la derrota española quedó captada en el famoso discurso pronunciado por lord Salisbury en mayo de 1898, en el que se refería a “naciones moribundas” que se estaban viendo obligadas a ceder el paso a potencias más vigorosas en expansión.
La dimensión internacional del conflicto hispano-norteamericano se aprecia con claridad en la forma en que se redistribuyeron las colonias españolas después de la guerra. En principio, las negociaciones que condujeron a un acuerdo de paz sólo implicaban a las dos partes de la disputa. Las conversaciones iniciales  se celebraron en Washington entre el gobierno norteamericano y el embajador francés en Estados Unidos, Jules Cambon, que actuaba en nombre del gobierno español. El 12 de agosto de 1898 se acordó un protocolo de paz y el 1 de octubre se iniciaban en París las negociaciones formales entre las comisiones españolas y estadounidenses en pos de un tratado. La comisión española estaba compuesta exclusivamente por representantes del gobierno del Partido Liberal porque ningún otro partido quiso implicarse en la cesión del imperio. La comisión norteamericana, por su parte, estaba compuesta de una mayoría de expansionistas. Tras la completa derrota en la guerra, la comisión española no tenía más opción que aceptar los duros términos impuestos por los vencedores. Por el Tratado de París, firmado el 10 de diciembre, España cedía a Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam, en el Pacífico; a cambio de las Filipinas, España recibió 20 millones de dólares.
No obstante, fuera de las negociaciones oficiales algunas de las grandes potencias estaban planteándose reivindicaciones sobre las posesiones españolas. A fin de reforzar sus ambiciones para adquirir parte de las Filipinas, Alemania había apostado una escuadra muy poco más allá de la bahía de Manila durante la batalla naval entre España y Estados Unidos…Una vez quedó claro que Estados Unidos se proponía anexionarse todas las islas Filipinas, Alemania buscó el apoyo británico para conseguir su objetivo secundario de adquirir las islas españolas del Pacífico. Deseosa de que Estados Unidos retuviera las Filipinas, para evitar que cayeran en manos de otra potencia europea, Gran Bretaña también estaba ansiosa de que Alemania fuera compensada por su frustración con las Filipinas. Como resultado de estas maniobras diplomáticas, Berlín, con el conocimiento de británicos y norteamericanos, negoció en secreto con Madrid la venta de todas las islas excepto Guam, por el precio de 25 millones de pesetas, adquiriendo así una estratégica ristra de islas, útiles para estaciones carboneras y para comunicaciones, que se extendía hasta sus concesiones en China.
Sebastián BALFOUR, “El fin del imperio español, 1898- 1923”.