jueves, 5 de abril de 2012

ENTREVISTA FRANCO-HITLER.

Hitler con Franco en Hendaya el 23 de octubre de 1940.





El problema era la desastrosa situación económica y militar de España, apenas un año después de finalizada la guerra civil y las ambiciosas peticiones que Franco reclamaba como premio. El ejército no estaba “en modo alguno” preparado para entrar en la Guerra Mundial, según informaba el general Kindelán en marzo de 1940 y como recordaba poco después el almirante Canaris, jefe del servicio secreto militar alemán. España tenía “una situación interna muy mala”, con escasez de alimentos y materias primas, y sería más una carga que una ayuda: “Tendríamos un aliado que nos costaría muy caro”. Y a cambio, además, Franco pidió a Hitler Gibraltar, el Marruecos francés, el Oranesado (región noroccidental de Argelia) y el suministro de alimentos, petróleo y armas.
Las peticiones le llegaron a Hitler a través de una carta que el general Juan Vigón le entregó en mano en junio y una visita de Serrano Suñer, ministro de Gobernación en septiembre. Los alemanes, como dejó bien claro su ministro de Asuntos Exteriores, Von Ribbentrop, no valoraban positivamente la beligerancia española, porque la consideraban una carga económica y militar, y plantearon además la exigencia de establecer bases militares en las islas Canarias. Así las cosas, las dos delegaciones diplomáticas acordaron tratar los puntos fundamentales de la negociación en un encuentro entre el Führer y el Caudillo. El histórico encuentro se celebró en Hendaya el miércoles 23 de octubre de 1940. Para preparar las medidas de seguridad de esa reunión, Himmler visitó Madrid tres días antes. Allí fue recibido con todos los honores y parafernalia fascista por Serrano Suñer, a quien Franco acababa de nombrar ministro de Asuntos Exteriores en sustitución de Beigbeder. Mussolini le dijo a Hitler que ese cambio en la diplomacia franquista garantizaba “que las tendencias hostiles al Eje están eliminadas o al menos neutralizadas” pero insistía en su “convicción de que la no beligerancia española es más ventajosa para nosotros que su intervención”.
La entrevista se celebró en el Erika, el tren especial del Fuhrer, y estuvieron presentes Von Ribbentrop y Serrano Suñer, junto con los dos intérpretes. Como ha señalado Paul Preston, “pese al mito de la bravura de Franco frente a las amenazas de Hitler”, éste no fue a Hendaya a “exigir la entrada inmediata de España en la guerra”. Hitler no aceptó las exigencias de Franco y España no entró en la guerra, porque no podía, dada su desastrosa situación económica y militar, y porque su intervención tenía costes demasiados altos para Hitler y Mussolini, con quien Franco se entrevistó en Bordighera en febrero de 1941, pudieran aceptarla. Hitler y Mussolini siempre consideraron a Franco como el dictador de un país débil que apenas contaba en las relaciones internacionales. Otra cosa es lo que dijo la propaganda franquista, hasta convertirlo en un mito que todavía se repite hoy: que Franco, con habilidad y prudencia, burló y resistió las amenazas del líder nazi, consiguiendo que España no participara en la Segunda Guerra Mundial. Una aventura por otro lado que dado como transcurrió la historia, hubiera resultado fatal para el franquismo.

Julián CASANOVA y Carlos GIL ANDRÉS “Historia de España en el siglo XX”.

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