lunes, 26 de diciembre de 2011

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Malasaña y su hija batiéndose contra los franceses
E. Alvarez Dumont

Un  coro tumultuoso, bestial y generoso, gigantesco siempre entra en escena: ¡ el pueblo español!... Ante la indecisión de las autoridades, el pueblo lleno de desconfianza a todo lo extranjero, y muy en particular a los franceses, vistos como impíos, revolucionarios y regicidas. Los españoles en masa se condujeron de forma patriótica y casi unánime: "no al invasor, defendamos a nuestro rey"

sábado, 17 de diciembre de 2011

LA POLÍTICA EXTERIOR EN EL SIGLO XVIII.

Combate del navio español Catalán contra el británico Mary en 1719
R. Monleón. Museo Naval de Madrid

La paz de Utrecht, con su intento de conseguir un equilibrio continental, fue la base del ordenamiento europeo, al menos hasta mediados del siglo XVIII. La principal beneficiaria de los acuerdos fue Inglaterra, quien, asentando como principio la libertad de los mares, se aseguraba el predominio en los mismos dado el poderío de su armada.
Mientras tanto, en el continente la política iba a girar en torno a dos ejes enfrentados, París y Viena.(...)
Esta serie de tratados trajo la paz en amplias regiones continentales, pero no una paz asentada firmemente. Fueron años de respiro para los agotados contendientes después de un periodo bélico tan dilatado como el conocido por Europa en el paso de un siglo a otro.
Mas las guerras volvieron a enfrentar a los ejércitos europeos y no sólo por motivos  dinásticos, como en alguna ocasión pudo creerse, sino en defensa de los intereses de los distintos estados; prueba de ello es que la formación de coaliciones de países conoció, en distintos momentos de la centuria, cambios sustanciales entre sus integrantes según las situaciones materiales concretas desencadenantes de los conflictos.
¿Y la Monarquía española? Es un error creer que su papel iba a ser de comparsa con el sistema. Distaba bastante de lo que había sido, pero, pese a sus pérdidas, su papel de gran potencia no admitía discusión y así era aceptada en Europa. Aún era mucho el poder que, bien dirigida, estaba en condiciones de movilizar la Monarquía española.
Pasadas las primeras veleidades en las que Madrid intentó moverse dentro de unas coordenadas propias  hubo que adaptarse al sistema y buscar el eje que más favoreciese a sus intereses; este eje fue ineludiblemente el de París (PACTOS DE FAMILIA), y no por razones sentimentales o dinásticas, sino por el inevitable enfrentamiento con Inglaterra debido a los territorios americanos, tan codiciados por la cada vez más poderosa burguesía comercial inglesa.
Así pues durante esta centuria el centro de interés para Madrid se desplazó al Atlántico; de ahí que la rivalidad con Londres fuese, con breves momentos de coqueteo, una constante de nuestra política exterior. En esta rivalidad, en la que siempre estuvieron presentes las justas reivindicaciones sobre Gibraltar y Menorca, iba a participar  un  tercero en discordia, permanente aliado de la causa inglesa, Portugal, siempre pendiente de obtener el mayor beneficio posible en su política expansionista en Brasil.

A. DOMINGUEZ ORTIZ, y  A.L. CORTÉS  “La política exterior” Historia16 “Historia de España 8. El reformismo borbónico.” 

CARLOS III.

Carlos III
Goya. Museo del Prado

Carlos III continuó la política de absolutismo y centralización comenzada por los primeros Borbones (…).
Los secretarios de Estado, a los que habitualmente se les llamaba ya ministros, fueron las figuras clave del gobierno bajo Carlos III. Este heredó cinco ministerios: Estado, Guerra, Hacienda, Justicia, y Marina e Indias. La concentración del poder en manos de un pequeño número de hombres y el contacto permanente con el rey, o con Floridablanca,  dio a la política un impulso y una dirección que fue una de las características del gobierno borbónico. Estos ministros que dejaban a lo consejos los detalles administrativos y judiciales podían preparar e impulsar la política, ampliar el poder central a todo lo largo y ancho de España e imponer reformas en la recaudación de ingresos, en la defensa nacional, el gobierno local y otros aspectos(…).
La concentración de poder fue acompañada de una mayor coordinación. Desde los primeros años del reinado, los ministros habían buscado puntos de contacto y discusión con sus colegas, utilizando de forma más frecuente y sistemática la junta, donde los ministros se podían reunir en comisiones y discutir cuestiones políticas(…) Al servicio de los ministros había funcionarios profesionales que trabajaban en los ministerios y departamentos y que tenían una afinidad especial con sus jefes políticos, llegando incluso a comer en la misma mesa. Se trataba de las covachuelas, los equipos ministeriales que instruían, frenaban y protegían a sus jefes y mantenían en movimientos los engranajes del gobierno. Eran subsecretarios más que meros oficinistas, aunque hubieran ascendido los escalones de una carrera reconocida, consiguiendo su promoción gracias al talento y a las influencias (…).
Los ministros tenían sus agentes en las provincias, los más importantes de los cuales eran los intendentes, cuya introducción en el 1718 y su reinstauración en 1749 transformó el gobierno español. Los intendentes eran responsables de la administración general y del progreso económico de sus provincias, así como del reclutamiento obligatorio y de los abastecimientos militares y bajo Carlos III sus informes proveían la información local sobre la que el gobierno esperaba basar su política. El cargo de intendente era considerado como un escalón superior en la escala burocrática, pero desde el cual una persona ambiciosa deseaba ascender para alcanzar más altas metas…Carlos III dio un nuevo impulso a los intendentes: aumentaron la correspondencia y los informes y se multiplicaron las instrucciones. En ellas se les instaba a imponer una recaudación más estricta de los ingresos reales, a promover las obras públicas y a fomentar la agricultura y la industria.

LYNCH, Jonh  LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII”

viernes, 16 de diciembre de 2011

REFORMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO

Carlos III almorzando
L.Paret 1770. Museo del Prado 
Esta monarquía centralista tiene como base la figura del rey con poder absoluto de origen divino. Le asisten los Secretarios de Despacho, generalmente de Hacienda, Guerra, Marina, Justicia, Indias  y Estado. Desaparecen los consejos, aunque sigue el Consejo de Castilla quedando tan sólo como cuerpo consultivo  que elabora informes.
Con los Decretos de Nueva Planta se suprimen fueros, fronteras, aduanas interiores e instituciones políticas.
El nuevo modelo de administración territorial, divide el territorio en provincias; sustituye los Virreyes por Capitanes Generales que desempeñaban funciones militares y gubernativas; mantiene las Reales Audiencias; crea la figura de los Intendentes, funcionarios encargados de cuestiones económicas, que tenían atribuciones en materias de hacienda, milicia, justicia, gobierno, obras públicas e inspección e autoridades y organismos; y respeta los cargos existentes en los Ayuntamientos.
La nueva dinastía intenta reformar el sistema de Hacienda, tratando de unificar y racionalizar los impuestos y la moneda, contribuyendo a modernizar la economía al dotarla de una cierta estabilidad. Además establece nuevos impuestos en la Corona de Aragón referidos a riqueza rústica y urbana, y a ingresos por trabajo; y crea un  fondo común que reúne los recursos del estado y centraliza los gastos.
Las tendencias uniformadoras se aplicaron también mediante la obligación del uso del castellano en la nueva administración.




jueves, 15 de diciembre de 2011

DECRETOS DE NUEVA PLANTA

El 11 de septiembre
A. Estrucch 1909

La Corona de Castilla se decantó por los Borbones, mientras la Corona de Aragón temorosa de que Felipe V aplicara en España el modelo de administración centralista que existía en Francia y les privase de sus fueros tradicionales, decidieron apoyar al candidato austríaco. En esta contienda civil Felipe V obtiene grandes victorias militares (Almansa, Brihuega, Villaviciosa) consiguiendo someter a la Corona de Aragón, publicando los Decretos de Nueva Planta, que suponen la abolición de la mayoría de los fueros de esos reinos y que señalan el modelo centralista de su reinado. En 1714 con la ocupación de Barcelona, derrotadas las fuerzas del conseller en cap, Rafael Casanova,la guerra terminó. 


TRATADO DE UTRECHT


La familia de Felipe V
M. Van Loo.

La guerra de Sucesión -1701-1713- estalla ya que el Archiduque Carlos de Habsburgo, también pretendiente a la corona, no acepta el testamento de Carlos II que nombraba heredero a Felipe de Anjou. Es apoyado por Inglaterra y Holanda, que temían una unión de España y Francia bajo un mismo monarca, o que miembros de la misma familia, los Borbones, y una posible alianza entre ambas, pudiese llegar a ser un poder hegemónico en Europa. En 1701 se constituye las Gran Alianza de La Haya, formada por Austria, Gran Bretaña, Países Bajos y Dinamarca. Más tarde se unieron a ella Portugal, Prusia y Saboya. En 1702 declararon la guerra a Francia. En 1703 el archiduque Carlos de Austria era proclamado rey de España...La guerra en Europa finaliza al heredar Carlos en 1711 el Imperio Alemán, y cambiar la perspectiva de Inglaterra y Holanda ante una hipotética unión de España y Austria, que tampoco les convenía.
Las conversaciones de paz concluyen con la paz de Utrecht (1713) y los Acuerdos de  Rastatt (1714), aunque en España la guerra continuó hasta 1714.
Felipe V es reconocido Rey de España renunciando a sus derechos al trono francés. Los grandes beneficiarios fueron Austria y Gran Bretaña. Austria se apodera de Flandes, Milanesado, Nápoles y Cerdeña. Saboya se anexiona Sicilia. Inglaterra, obtuvo Gibraltar, Menorca, y la entrada en el mercado de la América española con el navío de permiso que suponía la autorización para enviar anualmente una nave comercial y el asiento de negros, o la exclusividad en el comercio de negros.



martes, 6 de diciembre de 2011

DUQUE DE LERMA

Duque de Lerma
Rubens. Museo del Prado

En el siglo XVII, con los Austrias Menores, aparece la figura del valido. Éstos son nobles en los que el rey deposita toda su confianza, y ellos toman las principales decisiones de la monarquía, al tiempo que usaban o abusaban en beneficio propio del favor real para ejercer el poder y colocar en puestos clave a sus partidarios, familiares y amigos. Éste modelo político se explica por la complicación de la tarea de gobernar y a la vez por la dejadez y el abandono de los monarcas.
El valido tomaba decisiones ignorando el sistema de Consejos que se encontraba estancado, lo que unido al aumento de la corrupción provocó bastantes críticas entre los miembros de la nobleza apartados de los favores del valido. El duque de Lerma y el duque de Uceda con Felipe III, y el Conde-Duque de Olivares con Felipe IV fueron los más importantes. Aunque desde mediados de siglo el valimiento entra en crisis, seguirán existiendo durante todo el siglo, pero sin la misma importancia.

CONDE DUQUE DE OLIVARES

Conde duque de Olivares
Velázquez. Museo del Prado

          Olivares combinaba el imperialismo quijotesco que pertenecía a la época dorada de Carlos V y Felipe II, y la actitud práctica de los arbitristas. Su intención era llevar a cabo una serie de reformas, sobre todo la reforma de las finanzas que no podía esperar más. La situación financiera con que se enfrentaba Olivares se resumía esencialmente en dos problemas distintos pero íntimamente relacionados. La Monarquía se había encontrado en apuros durante el reinado de Felipe III, ante todo debido al agotamiento de Castilla, que cargaba con el peso principal de las finanzas de la Corona. El agotamiento de Castilla, a su vez, se atribuía a la gran carga tributaria que sobre este reino recaía y pesaba con enorme dureza sobre sus ciudadanos más productivos. Así pues la finalidad de la política financiera de Olivares debía residir en primer término en una redistribución más equitativa de la carga tributaria soportada por Castilla, y en segundo lugar, en obligar a las demás provincias de la Monarquía a acudir en ayuda de Castilla, de modo que ésta pudiese verse aligerada del desproporcionado peso que acarreaba.
          Creyó Olivares que el proceso podía comenzar con el establecimiento de alguna fórmula de cooperación militar entre las diferentes provincias: la UNIÓN DE ARMAS, que tenía que llevarse a acabo mediante las creación de una reserva común de 140.000 hombres, aportados y mantenidos por todos los Estados de la Monarquía, según una proporción fija.
         
               J. Elliot "La España Imperial"