Puerta del Sol.14 de abril 1931
Poco antes de las cinco de la tarde, cuando todavía no se conocían los resultados oficiales, el jefe de Gobierno, almirante Aznar, llegó al palacio de la Presidencia, donde estaba convocado el consejo de ministros.Los periodistas le esperaban ansiosos y le preguntaron si habría crisis de gobierno.El almirante respondió, como un cañonazo:- ¿Crisis?¿Qué más crisis desean ustedes que un país que se acuesta monárquico y se levanta republicano?.
Poco antes de las cinco de la tarde, cuando todavía no se conocían los resultados oficiales, el jefe de Gobierno, almirante Aznar, llegó al palacio de la Presidencia, donde estaba convocado el consejo de ministros.Los periodistas le esperaban ansiosos y le preguntaron si habría crisis de gobierno.El almirante respondió, como un cañonazo:- ¿Crisis?¿Qué más crisis desean ustedes que un país que se acuesta monárquico y se levanta republicano?.
A medida que avanzaba el día, el gentío llenaba las calles de Madrid, y Mola, que había pasado la noche en su despacho, conferenció con José María de Hoyos, ministro de la Gobernación, para quien la situación no era todavía deseperada. El rey llamó a Mariano Marfil subsecretario de Gobernación, preguntándole por la manifestación de la Puerta del Sol y si la gente gritaba ¡Muera el rey!. Marfil respondió que no se entendía qué gritaban, pero la concentración era importante. Alfonso XIII le pidió que el retén de Guardia Civil que se encontraba en el Ministerio saliera a la plaza y despejara a la multitud sin violencia.El capitán que mandaba la fuerza era un oficial monárquico, laureado en Marruecos, por su valor. Al recibir la orden de salir a la plaza, respondió a Marfil que estaba dispuesto a dejarse despedazar por la multitud, pero que los guardias no le obedecerían si les ordenaba marchar contra la gente. Cuando Marfil telefoneó al rey y le trasladó la respuesta, Alfonso XIII le pidió que un coche de la Guardia Civil estuviera preparado a las cuatro, para escoltarlo a Cartagena. La petición llegó inmediatamente a Sanjurjo, que conoció en secreto la clave de la situación: el rey no estaba dipuesto a resistir.
Gabriel Cardona "La Segunda República"
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