domingo, 4 de noviembre de 2012

EL MEDITERRÁNEO Y EL ATLÁNTICO

COLÓN Y  LOS REYES CATÓLICOS


La disposición de los Reyes Católicos de marzo de 1499 confirmaba el interés de la Corona de Castilla por el mar. Durante buena parte de la Edad Media la actividad marinera de los pueblos hispánicos se había desplegado básicamente en el ámbito del Mediterráneo, toda vez que el Atlántico era visto como un mar tenebroso y por tanto como una barrera infranqueable. Pero en el siglo XV las tornas habían cambiado. Mientras el Mare Nostrum declinaba, en parte debido al avance de los turcos otomanos, el Atlántico había pasado al primer plano. Al intenso tráfico mercantil que se desarrollaba en el golfo de Vizcaya, Brujas y el mundo hanseático se añadían las relaciones comerciales crecientes con el mundo africano. Los Reyes Católicos conscientes del importante significado que tenía el mundo marinero fomentaron en los últimos años del siglo XV la construcción de navíos, tanto de barcos de remos ( galeras y galeazas básicamente) como de vela ( capítulo en el que destacaban las naos y las carabelas).
          En tierras hispánicas se localizaban dos grandes focos de actividad marítima, la costa atlántica de Andalucía, por una parte, y el Cantábrico oriental, por otra. En la zona suroccidental de Andalucía la explotación de los recursos marineros cobraba cada día mayor importancia, ya fuera la pesca del atún en las almadrabas o la práctica del comercio en las tierras de la vecina costa africana. Los grandes linajes de la nobleza de aquel territorio, los Guzmán y los Ponce de León, eran considerados “señores de la mar”  prueba indudable de su interés por las aventuras marineras. Un abigarrado mundo de mareantes y de pescadores poblaba aquella costa gaditano-onubense. Por su fuera poco, en Cádiz funcionaba desde el año 1460 un colegio de pilotos vizcaínos prueba del interés que la costa atlántica de Andalucía despertaba en los marinos cántabros. De todas formas es preciso indicar que los principales animadores de la actividad mercantil como de la financiera en la zona suroccidental de Andalucía eran los hombres de negocios genoveses allí instalados. En la zona del golfo de Cádiz, por tanto, había un clima propicio para la puesta en marcha en 1492 de la gesta colombina.
          La costa oriental del Cantábrico se había convertido en la zona de salida por excelencia de las materias primas que Castilla exportaba al occidente de Europa, la lana en primer lugar, pero también el hierro vizcaíno y otros productos. La zona estaba en estrecha relación con la ciudad de Burgos, en la cual se instituyó, en el año 1494, un consulado. En los últimos años del siglo XV, por otra parte, se efectuaron, por iniciativa regia casi siempre, mejoras en diversos puertos del País Vasco, como Guetaria, Bilbao o Bermeo en donde se puso en marcha la construcción de un muelle nuevo. El protagonismo logrado por el mar y sus gentes explica que en 1490 los RRCC decidieran, a petición de Martín Ochoa de Iriba, marino de Deva, declarar situados bajo su protección a todos los marinos del reino.

Julio Valdeón “El final del siglo XV en tierras hispánicas”

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